La demanda interna en Perú, tal como informó Gestión, estaría próximo a alcanzar su peor resultado en 14 años (sin contar el resultado del 2020, inicio de la pandemia del covid-19), pues en su último reporte el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) proyecta que caería 0.3% este año. Es la parte privada la que explica este deterioro.
Uno de los indicadores que la arrastrarían hacia esa contracción es el consumo privado, que registra un comportamiento débil. En la primera mitad del año creció solo 0.3% y el BCRP redujo su proyección de crecimiento para el 2023 de 2.6% a 1.2%. Así, se ubicaría lejos del incremento de 3.6% del año pasado; además, sería su cifra más baja 22 años, sin contar el primer año de pandemia.
Al respecto, el economista senior del Instituto Peruano de Economía (IPE), Teodoro Crisólogo, explicó a Gestión que el consumo privado ha tenido un desempeño débil en la primera mitad del año debido a una serie de factores, entre ellos, un contexto de alta de inflación, pues inició el año con un pico de 8.65% interanual en enero para luego reducirse a 5.58% en agosto pasado, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
De igual manera, dijo que el mercado laboral mostró una desaceleración en el ritmo de creación de puestos de trabajos formales, que sostienen en gran parte el consumo de los hogares, a lo
que sumó una desaceleración de los créditos de consumo y un entorno de baja confianza para realizar compras de bienes duraderos y no duraderos.
Según dijo, estos mismos mismos indicadores llevaron que en su último reporte el BCR revisara a la baja la proyección del PBI de este año de 2.2% a 0.9%.
Mejoras, pero insuficientes
El economista detalla que para el último trimestre del año se observan mejoras en algunos de estos indicadores, en donde destaca la caída en la inflación. Según dijo, algunos precios de productos
están por debajo de lo registrado el 2022, lo que dará cierto respiro a la capacidad adquisitiva de los hogares. Además, se observa una mejora en la masa salarial en Lima Metropolitana, pues registra un alza de más 12% en términos reales (ajustado a la inflación).
Sin embargo, precisó que la mejora de estos indicadores del consumo privado no serían suficientes para mejorar la cifra anual. “Aún así, es muy poco probable que alguna mejora en el último
trimestre revierta el muy bajo desempeño que tuvo el consumo privado durante la primera mitad del 2023. Tenemos una previsión de 1.3% para el 2023, que a la luz de los resultados de julio es
altamente probable que revisemos a la baja”, dijo.
Otros factores que normalmente dan cierto “empuje” al consumo privado son las fiestas de fin de año (Navidad y Año Nuevo) debido al pago de gratificaciones, así como la liquidez que se genera con el retiro de los fondos de la Compensación por Tiempo de Servicio (CTS), cuyo segundo depósito del año se realiza en noviembre y hasta fines del 2023
es de libre disponibilidad.
Crisólogo señaló que estas disposiciones impulsarán el consumo si la población realiza compras, pues en muchos casos lo podrían destinar a la cancelación de deudas.
Sin rebote fuerte
Hugo Perea, economista jefe del BBVA Research, dijo a Gestión que – en efecto- el consumo de las familias se ha deteriorado por diversos factores, donde además de la alta inflación y creación de empleo de baja calidad, figura una alta interés en los créditos que detuvo el gasto.
Además, dijo que la liberación de la CTS en mayo pasado no tuvo un gran impacto en la economía, como sí se observó en durante la emergencia sanitaria el año pasado.
En ese sentido, mencionó que en agosto el Índice Big Data de Consumo del BBVA (elaborado sobre la base del gasto con tarjetas y retiros de efectivo, corregido por inflación) acentuó su tendencia
decreciente y registró su sexta caída consecutiva al caer 10.5%, la primera en doble dígito. Ante ello, anotó que no se espera alguna mejora hacia fines de año.
“Es un año de débil desempeño para el consumo privado y para la economía peruana en general (…). No habrá una cifra positiva que sugiera que ha habido fortalezas en el gasto de las familias. A futuro, no esperamos un rebote fuerte, seguimos viendo debilidad por el lado del consumo para lo que resta del año”, apuntó.
El Índice Big Data de Consumo del BBVA señala que el debilitamiento del gasto de las familias se viene dando en un contexto de menor dinamismo del empleo y caída de los ingresos laborales (ajustados por inflación) del sector formal.
Además, los créditos de consumo del sistema bancario han mantenido una tendencia declinante en lo que va del año y se mantiene la debilidad de la confianza del consumidor.
En detalle, se observa una caída en las compras con tarjetas en los rubros de alimentación (-2.7%), salud (9.2%), educación (-4.8%), turismo (-10%), entretenimiento (-17.6%) y hogar (-15.2%).
Fuente : Diario Gestión.